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Ser o no ser

Uno de los desafíos de los investigadores es determinar las causas de los cambios detectados en el clima observado. Hay evidencias acerca de la influencia de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero cuando se trata de eventos extremos particulares, muchos factores son los que intervienen. ¿Cómo podemos saber el grado de responsabilidad que tiene la actividad humana en la ocurrencia o intensidad del fenómeno? Los científicos no le temen a este interrogante y pueden dar algunas respuestas.

Autor: Carolina Cerrudo


 



Dada la evidencia de que hay un aumento significativo de la temperatura media global (detección del cambio), lo que sigue es saber cuáles son sus causas (atribución del cambio). El quinto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) concluye que “es sumamente probable que más de la mitad del aumento observado en la temperatura media global en superficie en el período de 1951 a 2010 haya sido causado por las actividades humanas”.


Acerca de fenómenos extremos, el IPCC presenta una evaluación a nivel global de los cambios observados y la contribución humana a esos cambios. En relación con la precipitación, se señala que hay más regiones donde los eventos de precipitación intensa han aumentado, que donde han disminuido. Con respecto a las temperaturas, certifican que es muy probable que el forzante antropogénico (se refiere a la emisión de gases de efecto invernadero por actividades humanas) haya contribuido a los cambios observados en la frecuencia y la intensidad de las temperaturas extremas diarias a escala global desde mediados del siglo XX.


Pero ¿cómo analizar las causas de los fenómenos extremos que ocurren a escala local y en un momento dado? La medida en la que el efecto antropogénico del cambio climático afecta a un evento en particular es más difícil de determinar, ya que muchas condiciones deben alinearse para configurar dicho evento. Una respuesta definitiva a la pregunta de si el cambio climático ha “causado” o no un evento en particular, generalmente, no se puede responder en un sentido determinista, pero sí se puede decir si el evento es más o menos probable (o más o menos intenso) debido a ese efecto. 


En el transcurso de más de diez años ha aumentado considerablemente el interés en los estudios de atribución de eventos extremos. A partir de este nuevo campo de investigación se evalúan las contribuciones relativas de múltiples factores causales, asignando confianza estadística a los resultados. Es decir, dado que muchos factores pueden impactar en un evento extremo, se habla de cambios en las probabilidades asociadas a la ocurrencia e intensidad del evento. 

 

En busca del culpable

La presencia de múltiples causas es algo típico de los eventos extremos, donde muchas condiciones deben alinearse para determinar un fenómeno en particular. Para la ocurrencia de un evento extremo, cuya probabilidad en general será baja, el efecto del cambio climático puede no ser una causa suficiente. Por ejemplo, las olas de frío siguen existiendo dentro de un contexto de calentamiento global. Dado este panorama, los estudios de atribución tratan de calcular en qué medida el cambio climático inducido por actividades humanas ha afectado la magnitud o probabilidad de ocurrencia del evento en particular. Dentro de los métodos utilizados se encuentran dos grandes grupos: por un lado, los que dependen del registro histórico observado para determinar un cambio en la probabilidad o magnitud del evento, y por el otro, los que usan simulaciones de modelos para comparar la ocurrencia o características de un fenómeno en un mundo con cambio climático antropogénico respecto de un mundo sin cambio climático.


Los que pertenecen al segundo grupo estiman las probabilidades asociadas a los eventos para dos “mundos”: para el actualmente observado (fáctico), tal como existe en el contexto de cambio climático, y para un caso hipotético (contra - fáctico), donde no haya cambio climático. La diferencia entre las probabilidades de los dos mundos se utiliza para evaluar el efecto del cambio climático en el fenómeno. Este recurso es comúnmente utilizado en otras esferas de la vida y la actividad cultural, donde se analiza, por ejemplo, desde un punto de vista literario, social o histórico qué hubiera sucedido si determinado acontecimiento clave no se hubiese producido o hubiera sido diferente. 

 

La ola de calor que tuvo lugar en Argentina entre el 13 y el 31 de diciembre de 2013 es un caso particular estudiado por un grupo de investigadores quienes concluyen que el forzante antropogénico aumentó, en un factor de cinco, el riesgo de ocurrencia de un evento de ese tipo.

 

La ola de calor que tuvo lugar en Argentina entre el 13 y el 31 de diciembre de 2013 es un caso particular estudiado por un grupo de investigadores quienes concluyen que el forzante antropogénico aumentó, en un factor de cinco, el riesgo de ocurrencia de un evento de ese tipo. Este trabajo, realizado por científicos del Instituto Franco-Argentino sobre Estudios del Clima y sus Impactos, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Oxford, puede encontrarse en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Americana. Esta organización científica publica, desde 2012, ediciones especiales anuales sobre la atribución de eventos ocurridos durante el año anterior. 


La confianza en los resultados es mayor para aquellos eventos que pueden ser mejor representados por los modelos numéricos, y particularmente en aquellos que estén relacionados directamente con un aspecto de la temperatura (como el calentamiento a largo plazo observado en el clima regional o global). Este es el caso, por ejemplo, de los eventos extremos de altas temperaturas. Resultados preliminares obtenidos por investigadores de la Universidad de Oxford respecto de la ola de calor producida en el norte de Europa en el verano de 2018, indican que el cambio climático aumentó la probabilidad de ocurrencia del fenómeno en más del doble en varios lugares.


En el caso de los ciclones tropicales y tormentas en general, es más complicado dado que su relación con algún aspecto de la temperatura es menos directa. Según el IPCC, a escala global, “hay un nivel de confianza bajo en la atribución de cambios en la actividad ciclónica tropical a la influencia humana. Esto se debe a las insuficientes evidencias de observaciones, la falta de conocimiento físico de los vínculos entre los impulsores antropogénicos del clima y la actividad ciclónica tropical”. La mejora en las capacidades para los estudios de atribución requiere de mejoras en observaciones, modelos, comprensión teórica de la relación entre el cambio climático y los extremos, y en las técnicas de análisis utilizadas.

 

El cristal con que se mira

Los resultados de los estudios de atribución dependen de diversos factores, como los criterios utilizados en la selección de los eventos, cómo se definen los mismos, la formulación de la pregunta que se desea responder y el contexto dentro del cual se plantea, la configuración del modelo y las herramientas estadísticas que se utilizan para cuantificar la incertidumbre. En palabras del físico alemán Werner Heisenberg: “lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento”. La forma y el contexto en que las preguntas son formuladas se llaman encuadre. El interés en eventos extremos está típicamente dirigido por sus impactos en la sociedad. Por lo tanto, la elección de qué fenómeno estudiar es también un aspecto de encuadre. Incluso, la definición del evento también estará condicionada por las limitaciones de las observaciones y los modelos utilizados. 


Solemos escuchar preguntas tales cómo: ¿fue la tormenta de ayer causada por el cambio climático, sí o no? En ellas, la problemática no está bien planteada, porque la palabra “causa” puede tener significados distintos. En atribución de eventos se habla de probabilidades en lugar de determinar un sí o un no. Esta clase de preguntas debería ser reformulada, por ejemplo: ¿en qué medida la tormenta de ayer o su precipitación fueron intensificadas debido al cambio climático?

 

En el futuro, eventos que actualmente se consideran extremos, probablemente, sean considerados normales.

 

Las conclusiones también están afectadas por la forma en que es definido extremo por los científicos. En general el umbral elegido como extremo está basado en observaciones del siglo XX, pero la línea de base de lo que es “normal” también está cambiando. En el futuro, eventos que actualmente se consideran extremos, probablemente, sean considerados normales. Esto muestra que los resultados dependen también del contexto dado por el período tomado como referencia.


Muchos eventos extremos están, además, afectados por otros tipos de procesos antropogénicos, que plantean problemas de encuadre adicionales en relación a los impactos asociados a ellos. El efecto de isla urbana de calor es un ejemplo de actividad humana que interviene en los extremos de temperatura. La intensidad de una inundación, por su parte, está afectada por una serie de decisiones sobre el uso del suelo, incluyendo urbanización y canalización de ríos.

 

En la toma de decisión

Los estudios de atribución de eventos extremos particulares no deben usarse para generalizar conclusiones sobre el impacto del cambio climático en los eventos extremos en su conjunto. Sin embargo, este tipo de investigaciones contribuye a mejorar la comprensión de los tomadores de decisión acerca de cuáles son los fenómenos (inundaciones, sequías, olas de calor, etc.) que podrían estar aumentando su riesgo.

 

Desde 2004 hasta mediados de 2018 se han publicado más de 170 trabajos sobre atribución en todo el mundo. Los resultados sugieren que alrededor de las dos terceras partes de los eventos extremos estudiados fueron más probables o más intensos debido al cambio climático inducido por la actividad humana. 

 

Desde 2004 hasta mediados de 2018 se han publicado más de 170 trabajos sobre atribución en todo el mundo. Los resultados sugieren que alrededor de las dos terceras partes de los eventos extremos estudiados fueron más probables o más intensos debido al cambio climático inducido por la actividad humana. En el sitio web de “Carbon Brief” se encuentra una muy buena recopilación de trabajos sobre atribución de eventos extremos publicados en revistas científicas, presentado de forma interactiva a través de un mapa. De allí se desprende que los tres tipos de eventos extremos más estudiados son las olas de calor, lluvias intensas y sequías.


La demanda de resultados en el campo de atribución crece y algunos científicos no quieren hacerse esperar: el proyecto “World Weather Attribution” es un esfuerzo internacional para analizar y comunicar la posible influencia del cambio climático antropogénico en eventos extremos en forma rápida y sistemática, luego de que un evento haya ocurrido. Esta iniciativa comenzó en el año 2014, con el objetivo de desarrollar sistemas operativos de atribución de eventos extremos “casi” en tiempo real, utilizando metodologías predefinidas y aprobadas.  

 

“Si los científicos no decimos nada, otras personas van a responder la pregunta sin evidencia científica.

Si queremos que la ciencia sea parte de la discusión, necesitamos decir algo rápido”. 

Dado que las preguntas acerca de la influencia del cambio climático son realizadas inmediatamente después de la ocurrencia de un evento extremo, muchos especialistas consideran necesario avanzar en los servicios rápidos de atribución de eventos. Es el caso de Friederike Otto, especialista en modelado climático de la Universidad de Oxford, quien declaró en conversación con la revista Nature: “si los científicos no decimos nada, otras personas van a responder la pregunta sin evidencia científica. Si queremos que la ciencia sea parte de la discusión, necesitamos decir algo rápido”. La ciencia aún tiene mucho por decir en materia de cambio climático y sus impactos. No sólo con el objetivo de comprender, sino también de proveer herramientas para la toma de decisiones.

 

 



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