Ozono para la vida | Servicio Meteorologico Nacional.

Ozono para la vida

La luz solar es la que hace la vida posible, pero es la capa de ozono la responsable de que la Tierra sea tal cual la caminamos. Hace 35 años la comunidad científica alertó de un agotamiento de nuestro escudo natural y es por eso que hoy lo recordamos y preservamos.




La vida en la Tierra, tal como la conocemos, no sería posible sin la existencia de múltiples procesos y compuestos que, aunque no los vemos, nos permiten movernos al aire libre y hasta incluso respirar. Uno de estos “actores silenciosos” es el ozono que está presente en toda la atmósfera pero con un rol clave entre los 10 y 40 kilómetros desde la superficie terrestre.

En estos niveles estratosféricos, el ozono forma una “capa” que absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta proveniente del Sol, la cual es dañina para nosotros. Sin embargo, a finales de los años 70 los científicos descubrieron que el estilo de vida y consumo de la humanidad estaba generando un agujero en nuestro escudo protector.

En respuesta a esto es que en 1985 se adoptó la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono. Dos años después y continuando con lo discutido en Austria, múltiples países firmaron el Protocolo de Montreal, un documento en el que se comprometían a eliminar el 99 % de los compuestos responsables del agotamiento de la capa de ozono.

Es en conmemoración de lo acordado en 1987 que la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció al 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. Gracias a las medidas adoptadas, gran parte de las sustancias con mayor potencial de agotamiento de ozono (PAO) han sido reemplazadas por otras menos dañinas. A pesar de ello, algunos compuestos como los clorofluorocarbonos (CFC) persistirán en la atmósfera por 10 mil años más.

 

El rol de la Argentina

Para monitorear la capa de ozono, el SMN realiza mediciones diarias en diversos puntos del país, desde La Quiaca hasta la Antártida. Este trabajo se intensifica en la zona más austral, donde a su vez se lanzan ozono sondas para registrar las concentraciones en todos los niveles de la atmósfera.

Durante los meses de primavera y verano, las condiciones meteorológicas en la estratósfera favorecen la formación de nubes en estos niveles, las cuales suelen contener componentes que destruyen el ozono (como el cloro activo). Es por eso que el monitoreo constante es indispensable para conocer la evolución de la capa de ozono y el agujero que suele formarse sobre la región antártica.

Todas estos datos, incluidos las de la estación de Vigilancia Atmosférica Global (VAG) en Ushuaia y la Base Marambio, son puestos a disposición de la comunidad científica como insumo para diversas investigaciones de la evolución de la capa de ozono.

Los últimos estudios, realizados en 2018, muestran que desde el 2000 la capa de ozono se viene recuperando en varios sectores. Se espera que para 2030 esté totalmente restablecida para el hemisferio norte, mientras que para nuestra región este momento estaría llegando en 2050. 

La capa de ozono nos protege día a día desde hace miles de años. Hoy es nuestra responsabilidad cuidarla y recordar que es gracias a ella que vivimos como lo hacemos.


 


 

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