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Avanza el proyecto para la construcción del satélite meteorológico regional

Comenzaron las reuniones técnicas entre expertos para delinear uno de los proyectos regionales más ambiciosos de la historia, que fortalecerá la soberanía tecnológica de los países latinoamericanos.




La Argentina, junto a otros países de América Latina, avanza en las tratativas para desarrollar un satélite meteorológico regional, que permitirá contar con información climática única y local. La ambiciosa iniciativa incluye además el segmento terreno para la recepción, procesamiento y diseminación de los datos, así como el desarrollo de capacidades.

El proyecto es encabezado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), junto a agencias espaciales y otras instituciones de Brasil y Costa Rica, así como por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

“América Latina y África son los dos continentes que no poseen un satélite meteorológico. Un satélite meteorológico regional viene a cubrir una vacancia que no tiene que ver  necesariamente con recibir información, sino que nos limita en cuanto a establecer una agenda propia, en establecer para qué necesitamos un satélite, qué queremos observar”, dijo Celeste Saulo, directora del SMN y secretaria general electa de la OMM.

En julio, en la sede central del SMN, se realizó el primer Taller sobre el desarrollo de un satélite geoestacionario regional para la AR III, cuyo objetivo fue discutir los avances en los términos de referencia del proyecto ejecutivo. 

Participaron representantes de organismos de la región vinculados al proyecto: Servicio Meteorológico Nacional (SMN); Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE); Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE); Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA); Oficina Regional para las Américas de la Organización Meteorológica Mundial, así como representantes del Grupo de Requerimientos Satelitales de la OMM de las Asociaciones Regionales III y IV.
 

De izquierda a derecha: Luciano Vidal (SMN), Laura Frulla (CONAE), Josefina Pérès (CONAE) y Daniel Vila (WMO).
De izquierda a derecha: Luciano Vidal (SMN), Laura Frulla (CONAE), Josefina Pérès (CONAE) y Daniel Vila (WMO).
 

“Durante la reunión se realizó un primer sondeo de las necesidades e intereses de los usuarios de la región. También analizamos hacia dónde van las nuevas tecnologías y los proyectos espaciales en los que se está trabajando para los próximos 10 años. Además se evaluaron las capacidades con las que contaría América latina para avanzar en un proyecto de este tipo”, comentó  Laura Frulla, gerenta de Observación de la Tierra de la CONAE. 

El grupo trabajó en el relevamiento preliminar de las necesidades de los potenciales usuarios del satélite; en el análisis de las capacidades técnicas actuales de las agencias espaciales de la región; en la identificación de las áreas de vacancia en las que será indispensable desarrollar capacidades. Además el grupo evaluó la integración con los satélites actualmente en órbita, tanto a nivel regional como global, y la complementariedad con la próxima generación de satélites GeoXO de la NOAA.

Entre los requerimientos a nivel regional, el grupo identificó la mejora en la predicción numérica y la predicción de eventos extremos en el corto plazo, para lo que el satélite debería contar con tecnología para recuperar perfiles verticales de temperatura, viento y humedad. Asimismo, entre las prioridades también se incluyó la vigilancia de mesoescala, para el monitoreo adecuado y autónomo de fenómenos meteorológicos de rápido desarrollo mediante la disponibilidad de escaneos dedicados con prioridad regional.

El monitoreo de la calidad del aire y su impacto en la salud también fue identificada como una necesidad de la región, para lo que el dispositivo debería contar con sensores de composición atmosférica. El grupo de trabajo elaborará un resúmen ejecutivo y una nota técnica para revisión de los integrantes del proyecto. 

Luego, una vez acordado el alcance del proyecto y el valor económico estimado, se elaborará una estrategia para gestionar el financiamiento, lo que se abordará a nivel ejecutivo entre los países de la región.   

“El proyecto tiene además el potencial de aglutinar esfuerzos y proyectos estratégicos a nivel latinoamérica y el caribe. Es importante compartir agendas y un satélite regional sería un punto donde nos encontraríamos a nivel industria y desarrollo de capacidades”, apuntó Celeste Saulo.

Antecedentes del proyecto

El proyecto nació en la reunión de la Asociación Regional III (AR III), en 2018, que lo ubicó como un tema prioritario de la región. La secretaría general de la Organización Meteorológica Mundial acompaña la implementación de los temas prioritarios.

En julio del 2022, el proyecto de diseño, desarrollo y operación de un satélite geoestacionario meteorológico regional se presentó en la reunión de la AR III (América del Sur) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en Cartagena de Indias, Colombia.

En agosto de 2022 el SMN y la CONAE de Argentina presentaron un panorama general y una hoja de ruta para el desarrollo de un sistema satelital geoestacionario regional para la AR III. Desde entonces, se celebraron varias reuniones virtuales entre la Oficina Regional para las Américas (RAM), el coordinador residente de las Naciones Unidas en Argentina, el SMN y CONAE para debatir dicha hoja de ruta. Este grupo inicial decidió invitar a otros socios regionales a unirse a una equipo de tareas para trabajar sobre los requisitos técnicos, los Términos de Referencia y las cuestiones presupuestarias del nuevo satélite meteorológico regional. 

El proyecto busca disponer de datos propios a nivel regional que permitan contribuir a la preparación, planificación y reducción de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, que afectan las posibilidades productivas y la seguridad de las poblaciones.

Se concretaría de este modo el objetivo de contar con mayor información y datos relevantes para la adaptación y mitigación del cambio climático para la región sudamericana, así como la detección y alerta temprana de fenómenos meteorológicos severos, entre ellos las sequías.

 

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