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Un sistema de alerta adaptado a las necesidades de la población

Los Sistemas de Alerta Temprana representan uno de los productos más importantes en los servicios meteorológicos, ya que emiten información fundamental sobre cuáles son los eventos severos que podrían afectar una zona determinada. 

 

Autor: Julia Chasco





Los  Sistemas de Alerta Temprana (SAT) proveen datos claves para la toma de decisión no solo del público en general, sino también de los sectores productivos y los gobiernos que deben proteger a la población, los bienes y el medio ambiente de posibles consecuencias adversas.

Pero, ¿Qué es un sistema de alerta temprana?

En nuestro país, la Ley 27.287, que crea el Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR), define un alerta como el “estado declarado con anterioridad a la manifestación de una amenaza bajo monitoreo, que permite tomar decisiones específicas para que se activen procedimientos de acción previamente definidos”. 

Crear y mantener en funcionamiento un SAT representa, para los organismos científico-técnicos, grandes esfuerzos operativos. Se requiere un cuerpo de profesionales que puedan identificar, analizar y comunicar a la población los fenómenos que podrían ser severos. Además, una gran cantidad de inversión en tecnología que permita al personal operativo contar con las herramientas necesarias para realizar su trabajo, durante las 24hs del día, todo el año. Por otro lado, son varias las unidades de trabajo que intervienen en un SAT, además de su sector operativo.

Un sistema de alertas cuenta con distintos componentes. El proyecto de Sistemas de Riesgo Climático y Alerta Temprana (CREWS, por sus siglas en inglés) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), describe muy claramente algunos componentes de un sistema de alerta temprana. Entre ellos encontramos: conocimiento del riesgo probable, monitoreo y emisión de alertas (producción de información al respecto), difusión y comunicación de los mensajes de alerta, y por último, capacidad de respuesta ante ese riesgo.

En el caso del gráfico, los sistemas multirriesgos son aquellos que contemplan los problemas del efecto cascada de los fenómenos meteorológicos extremos y otros peligros naturales. Los servicios de alertas deberían, según consensos de la comunidad internacional, adoptar una perspectiva multirriesgos para una mejor gestión integral del riesgo. Por ejemplo, las fuertes lluvias no solo pueden provocar crecidas sino también desprendimientos de tierra, cuyos avisos pueden provenir de una autoridad diferente.

Evolución en el tiempo de los sistemas de alerta temprana 

A lo largo de la historia, los sistemas de alerta se han transformado sustancialmente, acompañando las innovaciones científico-tecnológicas. Estos avances permiten a la población y a los sistemas de gestión de riesgo contar con información detallada sobre qué amenaza se presenta, su severidad, el área o región involucrada, la población que se verá involucrada en ese fenómeno y el tiempo en el que se desarrollará. Los SAT más innovadores informan también cuáles serán los impactos esperables, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de la población y el grado de exposición.

Un nuevo sistema para fenómenos meteorológicos

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se encuentra trabajando fuertemente en la implementación de un nuevo Sistema de Alerta Temprana que mejorará sustancialmente la calidad de la información sobre fenómenos meteorológicos severos en Argentina. 

Durante los últimos dos años, se ha trabajado en conocer las necesidades de los distintos usuarios de nuestros alertas, pudiendo tomar conocimiento de la importancia de dicha información, especialmente para la gestión de los eventos hidrometeorológicos extremos y su toma de decisión asociada.

En este sentido, se introducen mejoras en la llamada “última milla” de la información. Llamamos así al “último recorrido de la información luego de producida”. Es decir, el momento en que un alerta es emitido, la forma en que es comunicado, divulgado y comprendido por el público en general o usuarios específicos de manera tal que los impulsa a tomar una decisión en base a la información recibida. El trabajo realizado sobre la última milla es igual de importante que los procesos anteriores, dado que es ella quien logrará -si el último componente de un SAT, la capacidad de respuesta, es robusta- que se tomen decisiones acordes que logren reducir los impactos de un evento adverso. 

En la última milla se trabaja sobre la comunicación y la percepción del riesgo, la tecnología de transmisión de la información y las capacidades del sistema de comprender la información y su respuesta vinculada. Es usual ver robustos sistemas de alerta con poco trabajo en esta etapa final que no generan mejoras en los sistemas integrales de gestión de eventos extremos. Es así como el SMN ha puesto especial énfasis en su nuevo SAT y su “ultima milla”:

  • Alertas  y advertencias gráficas e interoperables: Los alertas y advertencias se visualizan en un mapa en formato interoperable (Protocolo Común de Alerta, más conocido por sus siglas en inglés: CAP). Esto permitirá a los usuarios vincular dicha información a distintas aplicaciones móviles y plataformas digitales. Por otro lado, la visualización en un mapa permitirá identificar rápidamente los municipios y provincias que se encuentran bajo alerta logrando reducir la incertidumbre sobre el área de cobertura.

  • Formato semáforo: Siguiendo las recomendaciones y buenas prácticas, los niveles de alertas meteorológicos se distinguen según la severidad del fenómeno, bajo el criterio de umbrales climatológicos, en cuatro colores: verde, amarillo, naranja y rojo.

Un aspecto destacable en la definición de colores es la forma en la que fue construida. El SMN realizó múltiples consultas con distintos usuarios para conocer qué definición resultaba mejor comprendida y los impulsaba a tomar una mejor decisión. Este trabajo, realizado por profesionales de las ciencias sociales, permitió abordar la comprensión de los sistemas de alerta por parte de los usuarios e incorporar de manera tal que las estrategias de comunicación de riesgo sean construidas colectivamente. Las advertencias, por otra parte, se plasman en colores verde (no advertencia) y violeta (advertencia activa) ya que su emisión no responde al formato semáforo. 

  • Alertas a 72 horas: el sistema permite el seguimiento de la evolución de los alertas y advertencias a 3 días en una línea de tiempo. Este cambio es de gran relevancia, dado que otorga a los tomadores de decisión un margen de tiempo mayor para la gestión de eventuales eventos severos. Asimismo, la ciudadanía puede conocer con mayor anticipación los eventos que la afectarán y tomar recaudos con más antelación.
  • Recomendaciones a la población: en conjunto con actores nacionales de la gestión de riesgo, los alertas meteorológicos se publican con recomendaciones a la población según fenómeno y severidad. Múltiples estudios comprueban que los impactos de fenómenos adversos se reducen si la población afectada sabe qué medidas tomar y actúa en consecuencia. Una población informada sobre qué hacer en estos casos, es parte activa y fundamental en la reducción de los riesgos. 
Los cambios mencionados resultan fundamentales para poder transformar nuestro sistema de alertas en uno adecuado a las necesidades de nuestra población. El SAT se acerca de esta manera a estándares regionales y posiciona mejor a nuestro país en esta materia. 

Poder adecuar la información científica emitida a la evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación es una característica de todo servicio meteorológico.

 

El futuro de los alertas

Si bien estos cambios son esperados y bienvenidos por la comunidad nacional e internacional, aún queda mucho por recorrer para lograr el sistema de alertas que esperamos. Si bien los cambios mencionados se visualizan durante el 2020, el SMN ya se encuentra trabajando y formando a su personal en el futuro de los sistemas de alerta temprana: los alertas basados en impacto. Esto requiere del cruce de miles de datos a nivel local, regional y nacional sobre cómo impactan los fenómenos severos de manera de poder “predecir” los mismos con cada alerta emitido. 

Países pioneros en la materia como Reino Unido, Francia o Australia tienen años de experiencia y la cooperación internacional hace que los profesionales del SMN puedan estar hoy capacitándose para cambios futuros. Podemos ver un ejemplo de sistema de alerta basada en impactos en el siguiente ejemplo:

 

SAT sin información de impacto SAT con información de impacto
Se esperan tormentas fuertes para el día miércoles. Se esperan tormentas fuertes para el día miércoles que podrían causar anegamientos, evacuación en zonas puntuales, corte de servicios públicos y problemas en el tránsito.

 

Este tipo de sistema de alertas basados en impacto no se pueden implementar sin la cooperación de organismos nacionales, provinciales y locales que contribuyan brindando información sistematizada sobre dichos impactos a lo largo de un determinado período de tiempo y para cada región particular. Es por tanto, que en el futuro los Sistemas de Alerta Temprana se crearán de manera colectiva con dichos actores que serán fundamentales para llevar soluciones a la población con información más nutrida sobre cómo los afectarán dichos fenómenos y qué hacer al respecto. El futuro de los alertas tempranas, se construirá necesariamente entre todos.



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