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El todo es más que la suma de las partes

La gestión de los recursos hídricos es transversal a múltiples áreas institucionales. Sus capacidades deben ser articuladas y coordinadas para una eficaz reducción del riesgo de desastre. Por este motivo el Servicio Meteorológico Nacional trabaja junto a otros organismos en la elaboración de productos y protocolos de acción frente a las inundaciones.

Autor: Carolina Cerrudo




 

 

Entre enero y mayo de 2017 ocurrieron numerosos eventos meteorológicos que produjeron inundaciones en la mayor parte del país. En Argentina las inundaciones son una problemática recurrente, y tienen considerables impactos sobre la vida de la población y el sistema socio económico. Pueden deberse a precipitaciones intensas de corta duración o persistentes en el tiempo, el desborde de un río o a la falla de alguna estructura hidráulica.

Se deben tener en cuenta otros ingredientes que influyen en la ocurrencia de inundaciones, como por ejemplo la capacidad de absorción de los suelos, la insuficiente capacidad de descarga de los cursos de agua y la pendiente del terreno. Todos estos factores hacen necesario un abordaje interdisciplinario del problema, el cual debe articular en forma eficiente la componente hidrológica, meteorológica y de gestión de los recursos hídricos.

La implementación de sistemas de alerta temprana es una de las medidas utilizadas para minimizar los impactos provocados por las inundaciones. La Organización Meteorológica Mundial recomienda el trabajo conjunto entre los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales, así como también el establecimiento de alianzas con los sectores que tienen responsabilidad directa en la seguridad de la población.

Por este motivo, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) trabaja en la planificación y el desarrollo de proyectos orientados a facilitar la toma de decisión en la gestión de los recursos hídricos. Un ejemplo de esto son los que desarrolla junto al Instituto Nacional del Agua (INA) y a la Universidad Nacional de Luján (UNLu). Estos proyectos se basan en contribuir, desde distintas perspectivas, en el diseño de sistemas de alerta temprana hidrometeorológicos y se están llevando a cabo en las cuencas de los ríos Areco, Luján y Matanza.

Alerta temprana

El diseño de un sistema de alerta temprana es una de las medidas que integran a la gestión del riesgo de desastre. Se llama riesgo de desastre a la probabilidad de daño en una sociedad debido a la ocurrencia de un fenómeno natural y depende de la relación entre la amenaza y la vulnerabilidad de la población. El Departamento de Hidrometeorología del SMN trabaja junto al INA en la elaboración de productos específicos de monitoreo hidrometeorológico útiles para el manejo del riesgo hídrico, con el objetivo de facilitar la tarea del tomador de decisión.
 

   

La inundación es uno de los problemas ambientales más serios de las áreas urbanas argentinas y es necesaria la adopción de mecanismos orientados a fortalecer la prevención temprana. Se trata de estar más preparados para enfrentar las inundaciones. “La experiencia de los últimos años nos desafía y nos obliga a encarar en forma conjunta la problemática de cuencas más chicas y pasos de tiempo inferior a las 24 horas”, indicó el Ing. Juan Borús, a cargo de la Dirección de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA, Ezeiza.

El sistema de alerta debe ajustarse a los recursos humanos, materiales y de información disponibles para lograr la mayor eficiencia posible a la hora de enfrentar eventos severos. “No hay dos sistemas de alerta iguales y la impronta diferente la impone la Protección Civil local con sus procedimientos y planes de contingencia”, aseguró Borús.

Uno de los objetivos principales de un sistema de alerta temprana es capacitar a las personas y a las comunidades para que respondan de manera oportuna y adecuada ante una amenaza. Dentro de las componentes de un sistema de alerta se encuentran: el conocimiento del riesgo, las redes de monitoreo y pronóstico meteorológico e hidrológico, la comunicación y divulgación, y la capacidad de respuesta ante la emergencia.

El trabajo colaborativo SMN – INA está orientado a reforzar la componente de monitoreo y pronóstico, con el desarrollo de productos a partir de sensores remotos como los satélites y radares, la puesta a punto de modelos hidrológicos y la elaboración de pronósticos meteorológicos de alta resolución.
 

“Una expectativa importante a futuro es tener la posibilidad de definir escenarios de corto plazo basados en la elaboración de pronósticos por conjuntos”, subrayó Borús.


Los pronósticos por conjuntos permitirán medir el margen de error de las previsiones a través de la generación de un conjunto de pronósticos, donde cada uno parte de un diagnóstico inicial ligeramente diferente. El INA por su parte está trabajando en la adaptación de metodologías para el seguimiento de las condiciones de los suelos y su potencial de escurrimiento a paso horario.

La cuenca del río Areco fue la elegida para la prueba piloto, como apoyo a las ciudades de Chacabuco, Carmen de Areco, San Andrés de Giles y San Antonio de Areco. Esta cuenca tiene una extensión apropiada para realizar el trabajo, una hidrografía bien definida y experticias locales de Protección Civil, según explicó el ingeniero.

Para advertir sobre una posible amenaza es necesario tomar conocimiento de las características propias de cada lugar. Así es como profesionales de hidrometeorología del SMN, del INA y personal de Defensa Civil de San Antonio de Areco participaron de la navegación de un tramo significativo del río y analizaron las experiencias vividas en las inundaciones de 2009, 2014 y 2015. Además el municipio posee una sala de situación con facilidades ya instaladas para la interacción propuesta por el SMN – INA y Borús destacó la atención que las autoridades municipales están dando a la capacitación en el monitoreo.

Inundaciones urbanas

La presencia humana en las ciudades no se puede aislar de la ocurrencia del desastre cuando hablamos de inundaciones. La superficie pavimentada y las edificaciones producen un aumento del escurrimiento superficial y una disminución de la infiltración, concentrando el agua en calles y avenidas. En muchos casos la decisión de “ganar” terreno al río y ocupar áreas inundables a través de la construcción de canales, entubamientos y terraplenes genera condiciones de vulnerabilidad de la población.

Para minimizar los efectos provocados por las inundaciones es necesario complementar las obras de infraestructura con la adopción de medidas no estructurales. Dentro de estas medidas se encuentran la planificación y ordenamiento territorial, el diseño de planes de contingencia y la implementación de sistemas de alerta temprana. El SMN colabora y participa en dos proyectos que contribuyen al desarrollo de medidas no estructurales en cuencas con características urbanas, como son las del río Luján y Matanza.

Poder anticiparse a fenómenos de crecidas ribereñas, inundaciones o anegamientos, y así mitigar el riesgo, es el espíritu del “Sistema de Monitoreo Hidrometeorológico y Alerta Temprana para la cuenca del Río Luján”, un proyecto liderado por La Universidad Nacional de Luján (UNLu).  Este se centra en el monitoreo de variables meteorológicas e hidrológicas, con el objetivo final de construir un sistema de pronóstico hidrometeorológico. A un año y medio de aprobado el proyecto, se está concluyendo la etapa de adquisición del equipamiento necesario para hacerlo realidad: tres estaciones meteorológicas, siete pluviométricas, seis hidrométricas y un perfilador caudalímetro, con el que se mide el caudal del río.

“La integración de actores con diferentes roles y capacidades es clave para el buen funcionamiento del sistema”, dijo María José De Negri, doctora en ciencias aplicadas de la UNLu.

Desde la concepción del proyecto se trabajó de manera conjunta y coordinada con el SMN, el INA, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Luján y el Ministerio de Agroindustria.

 

Los roles están bien definidos en el proyecto coordinado por la UNLu. El SMN proveerá pronósticos de precipitación en tiempo real, avisos a corto plazo y alertas meteorológicos. Brindará asesoramiento para la instalación de la red de medición y se encargará de su mantenimiento, así como también de concentrar y transmitir las observaciones. El INA ajustará los modelos hidrológicos, generando pronósticos de altura y duración de las crecidas del río, mientras que el INTA, por su parte, retransmitirá los avisos a las zonas rurales. Los cuerpos de Bomberos Voluntarios colaborarán en el control de las estaciones que se coloquen en sus destacamentos, además de ser el actor principal que actúa ante la emergencia.
 

“Apuntamos a que los primeros productos puedan estar disponibles en 2018, pero consideramos que la implementación definitiva va a llevar mucho más tiempo. “El sistema de alerta podrá ser ejecutado una vez que todo el equipamiento esté funcionando de manera correcta, los modelos hidrológicos hayan sido calibrados y validados, las vías de comunicación hayan sido determinadas y el protocolo de trabajo para situaciones de emergencia haya sido discutido y consensuado”, advirtió De Negri.

Investigar para mitigar

La creación de un sistema de alerta temprana no es la única manera de contribuir a la implementación de medidas no estructurales para mitigar inundaciones. El equipo integrado por el ingeniero civil Mariano Re investiga con el objetivo de comprender la dinámica del agua durante una inundación en una zona densamente urbanizada, a través del modelado de procesos hidrológicos e hidráulicos. Los investigadores del Laboratorio de Hidráulica del INA realizan sus estudios para la cuenca de los arroyos Sarandí y Santo Domingo (en la zona sur de la Región Metropolitana de Buenos Aires) y la cuenca del arroyo Dupuy en La Matanza (tributario del río Matanza).

La altura y duración de la inundación en cada esquina de la cuenca son los principales resultados que brindan los modelos numéricos.


“La información de hasta dónde puede llegar el agua y cuánto permanecerá no sólo es importante para los sistemas de alerta temprana, sino también para dimensionar operativos post-inundación y aportar a la mejora de la toma de decisiones en cada hogar de una zona inundable”, enfatizó Re, investigador del Programa de Hidráulica Computacional del Laboratorio de Hidráulica del INA.
 

Lo que queda claro es que sin la articulación entre instituciones y organismos este trabajo no sería posible. El equipo de investigadores del INA elaboró la topografía de las cuencas junto al Instituto Geográfico Nacional, mientras que analizaron las obras de desagües pluviales junto a la Dirección Provincial de Obras Hidráulicas, lo cual expresa la potencialidad del trabajo interinstitucional. En este sentido, los investigadores caracterizaron eventos de tormenta de alto impacto con el Departamento de Hidrometeorología del SMN y a través del proyecto “Anticipando la Crecida”, se vincularon con el área de Meteorología y Sociedad de ese Organismo, con quienes colaboran desde hace ya varios años.

El acercamiento hacia el municipio y su predisposición son acciones claves para llevar adelante la investigación, como es el caso de Florencio Varela, donde los especialistas del Laboratorio de Hidráulica del INA han instalado un pluviómetro, o bien el municipio de Quilmes, en donde van a instalar un pluviómetro y un sensor de nivel. 

El ingeniero Re, destacó también la importancia de la relación con los vecinos en su territorio: “Colaboramos con los Vecinos Inundados del Arroyo Dupuy en Laferrere y el Barrio La Paz en Quilmes”.

En camino

La gestión del riesgo por inundaciones es un proceso continuo y constante. Es necesario un monitoreo permanente de la condición hidrometeorológica de la cuenca y la ampliación de las redes de medición de las variables ambientales, así como también la incorporación de medidas no estructurales como los planes de contingencia, los cuales son un complemento indispensable de los sistemas de alerta.

 

La mitigación de desastres depende tanto de los avances técnicos y científicos, como de las relaciones que se establecen entre las instituciones y actores sociales implicados. Es fundamental reforzar la cooperación transversal entre los organismos involucrados en la emergencia y servicios a la comunidad y establecer marcos regulatorios para el trabajo interinstitucional. El SMN comenzó a transitar ese camino junto a otras instituciones como el INA y la UNLu. Aunque falta mucho por hacer, hacia allí vamos.

 

Fuente consultada: Inundaciones urbanas y cambio climático. Recomendaciones para la gestión. Secretaría de Ambiente y desarrollo sustentable de la Nación, 2015.

 



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