Editorial - Meteoros° | Servicio Meteorologico Nacional.

Editorial - Meteoros°

Autor: Celeste Saulo


Estamos frente a un año especial para el Servicio Meteorológico Nacional y, como no puede ser de otro modo, un año especial para la Meteoros°. Una vida institucional de 150 años no puede menos que llevarnos a la reflexión y, también, por qué no, a la emoción. Este número nos permite experimentar ambas cosas, sin pretender cubrir exhaustivamente una historia vasta, cubierta de hitos, avances, contextos cambiantes, momentos de luces y de sombras.

Al recorrer la revista, descubrirán artículos que transitan los más diversos intereses: historia, meteorología, desafíos científicos de hoy y de ayer, cambio climático, sucesos extraordinarios, historias de vida, políticas públicas, curiosidades y el impacto de nuestra labor en distintos ámbitos. Esta Meteoros° refleja, como un espejo, la esencia del Servicio Meteorológico Nacional: un actor con una misión clara –observar, pronosticar, comunicar–, que se combina con variadas y múltiples inquietudes que responden a la vocación de servir a una sociedad, diversa y cambiante, con herramientas basadas en la ciencia y en la tecnología.

Ese hilo conductor puede rastrearse desde la misma creación del organismo: la ciencia como base para todo el quehacer institucional y el propósito de contribuir al progreso, el desarrollo productivo y la protección de todas las personas. Honrar esa visión es lo que nos permitió transitar 150 años y, seguramente, nos dará un rol en la transformación del país, la región y el mundo. Hoy estamos llamados a contribuir a una agenda global, en la cual todos los países del mundo acordaron que no hay desarrollo sin inclusión ni equidad, que no hay progreso si pocos son los que avanzan muy rápido, dejando atrás a la mayoría, y que no hay espacio para consumir los recursos naturales sin velar por su preservación y su recuperación. Seguramente, Sarmiento, creador de esta institución, no imaginaba que aquellas acciones fundacionales del Servicio Meteorológico Nacional fueran las que hoy nos permitirían conocer cómo está cambiando el clima en nuestro país. Tampoco se hubiera podido imaginar que todos los países irían a acordar compromisos para que el clima –alterado por la intervención humana, la explotación de recursos y el consumo desmedido por parte de unos pocos– no se degrade aún más.

Probablemente, tampoco hubiera pensado que este organismo iba a tener un rol protagónico en la reducción de riesgos de desastres, que, lamentablemente, se encuentran en franco aumento. Pero lo cierto es que este servicio meteorológico fue creado para contribuir en la búsqueda de soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad en su conjunto. Lo hizo, lo hace y continuará haciéndolo.

De cara al futuro, existe un enorme desafío que los invito a considerar. Fue el más alto nivel de decisión política, un presidente, quien suscribió que debía crearse un servicio meteorológico nacional, ante la propuesta fundamentada que le acercara un científico de alta reputación, como fue Benjamín Gould. Por supuesto, la historia no se congela. Muy por el contrario, fluye, irrumpe, amenaza y cuestiona. Sin embargo, sigue siendo imprescindible que los más altos niveles de decisión junto con los sectores productivos, la academia, el sector privado y la sociedad civil reconozcan la importancia de un servicio meteorológico fortalecido, que pueda dar respuestas a las necesidades del presente y a los desafíos del futuro. Si nos vemos con los ojos de la historia, es difícil advertir qué puede devenir en los próximos 150 años. Lo que se delinea como más probable es que sólo las instituciones resilientes, innovadoras y conscientes de las necesidades de su sociedad podrán sostenerse en el tiempo. No por la mera permanencia, sino porque tienen la capacidad de adaptarse a nuevos contextos, atender nuevas demandas y continuar garantizando el acceso a la seguridad y el bienestar de las personas.

Espero que disfruten de esta Meteoros° del 150° aniversario. En quienes contribuyeron con cada artículo y en las historias que narran, se puede descubrir la pasión que marcó a cientos de personas que pasaron por el Servicio Meteorológico Nacional y también por los organismos que transitaron, codo a codo, esta historia. La bautizamos como el número de oro. Será responsabilidad de todos y de todas que sigamos transitando un camino en el que la meteorología y todas las ciencias que confluyen en la provisión de servicios a la sociedad ganen protagonismo, eficiencia y sigan dando respuestas a los problemas del conjunto. Es la deuda que tenemos con quienes crearon y sostuvieron este servicio y, más aún, con las generaciones futuras.



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